Alison tenía 18 años y estaba cursando estudios de enfermería cuando mostró los primeros síntomas de artritis reumatoide. Empezó a notar dolor en los pies. Era un dolor intermitente. Lentamente durante un año fue extendiéndose a sus tobillos, manos y rodillas.
El médico creía que no se trataba más que de una adolescente neurótica e infeliz hasta que finalmente fue derivada a un reumatólogo, quien le diagnosticó artritis reumatoide a los 19 años de edad.